El trabajo se inició con recorridos y registros fotográfico de las instalaciones y obras expuestas en el museo. Se realizó un rastreo bibliográfico y analítico en investigaciones históricas. Entre ellas se cuenta un trabajo realizado por Marcelo Nusenovich.
En los recorridos de campo, lo primero con lo cual nos encontramos es que este museo fue construido originariamente como una «Casa de familia». Se retomaron algunos principios planteados por Didi-Huberman partiendo de un interrogante que el autor se realiza en relación con la producción de montajes artísticos realizada por B. Brecht: ¿Qué hace el montaje sino perturbar el sentido de las obras de arte por una invasión de fragmentos salidos de la realidad empírica?
Abordamos, a partir de pinceladas vinculadas con la historia del museo y de Genaro Pérez, aspectos que hacen a la familia, de orden religioso y político, reparando especialmente en los modos a través de los cuales la familia, en tanto primera institución de configuración de la subjetividad, moldea y modela la corporalidad y la vinculación sexual-social con l@s otr@s. El trabajo además implicó una aproximación decolonial de obras que integran la colección del museo G. Pérez teniendo presente aquello que los retratos de las élites ocultan respecto de las forma de opresión y dominación cultural y corporal, ejercidas por los estados imperiales y reproducidas desde un inicio en la familia, instancia configurada en el llamado «mundo occidental» en nichos como la religión católica que parte de sacralizarla invisbilizando y obturando cuestiones de orden pulsional que se asientan en la base de los vínculos famliares normatizados y naturalizados, reproducción (nunca idénticos) en cada trama de relaciones. Vínculos signados por la mercantilización de la vida que promueven las lógicas capitalistas contemporáneas.
Entre los textos impresos en las paredes de ingreso al trabajo se encontraban los siguientes
«En el contexto del capitalismo contemporáneo, una diversidad de significantes vinculados con la familia se vuelven palabra, cuerpo e imagen, consolidando, según sea el caso, el mercado, la culpa, el sometimiento o el empoderamiento y la lucha social. Esto se plasma en campos como los de las artes, la política y la religión. Por concentrar poderes en estos tres campos, Genaro Pérez fue considerado “precursor del arte cordobés”. En su homenaje se creó este museo, cuyo edificio se inaugura en el año 1910 como «casa de familia». En 1913 se lo convierte en sede de la gobernación de Córdoba, luego en intendencia de la ciudad, en consejo deliberante y, en el año 1967 en museo.
Año 2013. Dos acontecimientos conmueven a Latinoamérica. Muere Hugo Chávez. Los autodenominados “hijos del general” lo veneran con religiosidad. Jorge Bergoglio es nombrado “padre” de la iglesia católica. Bajo su papado es beatificado el cura Brochero, quien disputara en estas tierras, la integración de niñas de familias excluidas en el colegio de las esclavas. Genaro Pérez, maestro de pintura de esta orden, retrató a la “madre” Catalina, su fundadora, así como lo hizo con otros personajes del poder político y religioso. ¿Qué huellas han dejado estos acontecimientos en este recinto y en esta ciudad… en su vida cotidiana, sus calles, sus patrimonios, y matrimonios? ¿Qué mitos y fantasmagorías circulan entre estas paredes? ¿Cuáles son los significantes asociados a la familia, sacralizados en nuestro contexto, para potenciar poderes políticos, artísticos y religiosos?”
Video producido y proyectado siguiendo modalidad de «Montaje de citas audiovisuales»
